La expansión del cristianismo por otros antes de Pablo
El cristianismo comenzó a extenderse incluso antes de que Pablo se convirtiera en un líder prominente en la iglesia primitiva. Después de la resurrección de Jesús, sus discípulos fueron enviados a difundir su mensaje. En [Hch 2:1-41], durante el día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles, lo que les permitió hablar en diferentes lenguas y predicar a una multitud diversa. Este evento resultó en la conversión de unas tres mil personas.
Los primeros cristianos, muchos de los cuales eran judíos, comenzaron a compartir el evangelio en Jerusalén y más allá. Felipe, uno de los siete diáconos, llevó el mensaje a Samaria, como se relata en [Hch 8:4-8]. También bautizó a un eunuco etíope, quien luego llevó el cristianismo a su tierra natal [Hch 8:26-39].
Pedro, uno de los apóstoles más cercanos a Jesús, jugó un papel crucial en la expansión del cristianismo. En [Hch 10], Pedro recibió una visión que lo llevó a predicar a los gentiles, comenzando con Cornelio, un centurión romano. Este evento marcó un punto de inflexión significativo, ya que el evangelio comenzó a difundirse más allá de la comunidad judía.
La persecución de los cristianos en Jerusalén también contribuyó a la expansión del cristianismo. Los creyentes se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria, llevando consigo el mensaje de Jesús [Hch 8:1].
En Antioquía, los seguidores de Jesús comenzaron a ser llamados "cristianos" por primera vez [Hch 11:26]. Esta ciudad se convirtió en un centro importante para la misión cristiana, desde donde se enviaron misioneros a diferentes partes del mundo.
Así, antes de que Pablo comenzara sus viajes misioneros, el cristianismo ya se estaba extendiendo por el Imperio Romano gracias a los esfuerzos de los primeros discípulos y creyentes.